viernes, 28 de junio de 2013

Esmeraldas.

Su belleza la convertía en la chica mas codiciada de la pequeña localidad en la que vivía, por desgracia esa misma belleza la convertía también en la envidia de las demás jóvenes con las que convivía.
Su cuerpo delgado y desarrollado, su piel blanca y suave y su pelo oscuro como la noche. Pero lo mas llamativo eran esos dos ojos, ojos verdes como una esmeralda. No había chico que se resistiera, con una sola mirada ellos deseaban poder abrazarla y nunca soltarla, deseaban estar con ella para siempre.
Muchos lo intentaron y todos y cada uno de ellos fallo, ella simplemente continuaba riéndose en sus caras, considerandos indignos de su belleza.
Ella estaba profundamente enamorada de Mark, el chico que a su vez todas deseaban pero ninguna podía tener. Cuando ella lo miraba perdía toda su confianza, no le salían las palabras y sentía un horrible nudo en su garganta.
Un día ella descubrió una carta sobre su pupitre del colegio, "Una más de tantas" pensó sonrió y la abrió, pero el contenido de esta la extraño, con una letra prolija alguien escribió, "No te acerques a Mark, el solo te va a hacer sufrir, estuve viendo como lo miras, él no te merece."
Ella jamas había confesado su amor por Mark a nadie, de repente se sintió furiosa, "Alguno de esos anormales me estuvo espiando.", destruyo la carta sin siquiera ver quien la había firmado y salio al pasillo. Finalmente vio a Mark a pocos pasos de ella, "Ojala estés viendo esto" pensó en quien envió la carta, tomo coraje y beso a Mark delante de toda la escuela.
Ambos quedaron mirándose por varios segundos luego del beso. Pero de repente Mark estallo en risas, ella no podía creer lo que estaba viviendo, la persona que ella mas amaba se estaba riendo de ella en su cara.
Se dio vuelta llorando y camino hasta el aula. En la puerta de la misma un chico apoyo su mano en su hombro y le dijo algunas palabras de consuelo, aún así su reacción fue quitarle violentamente el brazo y gritarle: "¡No me toques anormal! ¡No podes tocarme, vos no sos nadie!." Y dicho esto entro a el aula.
Las horas pasaron y ella no lograba sentirse bien. Seguía pensado en la carta, y en al risa de Mark, la risa que le hizo sentir humillada por primera vez en su vida.
Quería estar sola, quería dejarse llevar, y eso hizo.
Se puso su campera y salio a las frías y oscuras calles.
Cuando de repente el silencio y la oscuridad lo tomaron todo y cayo al suelo.


Cuando despertó sintió un dolor de cabeza tremendo, frió e incertidumbre. ¿Se había desmayado? ¿Donde estaba? ¿Cuanto tiempo había pasado?
Sentía su cara empapada y se daba cuenta de que estaba atada a alguna especie de camilla metálica. Cuando de repente una voz sonó e hizo eco en las 4 paredes.
- Veo que finalmente despertaste Sara.
Ella no pudo identificar la voz. No tenía idea de que era lo que estaba pasando...
- ¿Do... Donde estoy? - Fue lo único que atino a decir. Se sentía débil.
- Estas en un lugar donde nadie te va a escuchar.
La voz fue cortante, sintió como su corazón daba saltos en su pecho, estaba desesperada, quería salir de ese lugar de manera inmediata.
Aún dudando se atrevió a preguntar.
- ¿Quien sos?
- ¿Quien soy? - Una risa resonó en sus odios - Soy toda la gente que rechazaste sin siquiera escuchar sus nombres, soy los amigos que traicionaste, soy las personas que humillaste, soy a quienes nunca escuchaste, soy todos los idiotas que se enamoraron de tu mirada. Pero para vos... Para vos soy Nadie. Y te prometo una cosa, nadie mas va a sufrir por vos... No a partir de esta noche.
Sintió como Nadie aflojaba las ataduras de sus manos y pies, y con la poca fuerza que tenía giro sobre si misma y callo sobre el piso frió.
La sala en ese momento era completo silencio. Se arrastro hasta tocar una pared y se levanto. Dirigió su mano a su cabeza y se quito la venda... Para su sorpresa todo estaba igual de oscuro que antes. Sara estaba ciega...
- ¿¡Qué me hiciste!? - Grito con todas las fuerzas que pudo reunir.
La voz seguida de una risa volvió a sonar.
- Me encargue de que nadie vuelva a sufrir lo que yo sufrí por vos, me encargue de que tu mirada no vuelva a enamorar a nadie...
Temblando Sara llevo su mano a su cara  y las deslizo hasta sus cavidades oculares mientras la voz seguía hablando.
- Me encargue de que solo tengas ojos para mí.
Con un grito de horror Sara comprobó que sus hermosos ojos verdes, sus esmeraldas, ya no estaban.

miércoles, 19 de junio de 2013

Pesadilla.

La puerta se abrió lentamente produciendo un leve chirrido, el aire golpeo mi rostro y la luz me cegó por unos segundos... Luego vino el murmullo, un sonido constante que y apenas perceptible, pero era evidente que estaba ahí, causando escalofríos que me recorrían enteramente. Y finalmente él. Una sombra se deslizo rápidamente en mi habitación. La puerta se cierra bruscamente y logro escuchar una respiración pesada que se acerca hasta quedar al lado de mi oído. Y en ese instante una risa que comienza siendo tímida como la de un niño hasta transformarse una violenta carcajada que parece perforar mis tímpanos.



Me despierto en el medio de la noche, una transpiración fría cubrió mi cuerpo y respiro dificultosamente. Él no me había visitado por al menos 60 años. Pero era ridículo que apareciera ahora, hacía años que había escapado de mi propia imaginación... De mis pesadillas y mis demonios, todos había quedado atrás, todos habían quedado en la casa.  
Apareció por primera vez cuando tenia 8 años, él simplemente llego de un día para el otro y jamas se fue. Aun cuando era de día podía escucharlo murmurando aunque todos parecían ignorarlo.
Los años pasaron, hice mi mejor esfuerzo por soportarlo y en la primera oportunidad me fui de casa. Pero ahora a mis 68 años de edad, él, quien había estado enterrado en lo mas profundo de mi memoria, había vuelvo.
Era hora, ya no podía seguir escondiéndome, tenia que probarme a mi mismo que "él" solo era un invento mío de cuando era pequeño para callar las peleas entre mis padres, sobre todo los llantos desconsolados de mi madre.

Al otro día desayune temprano y tome el primer tren con destino a mi ciudad natal. No parecía haber cambiado mucho, un lugar apagado, generalmente frió y monótono. No precisamente un lugar ideal para que un niño de 8 años crezca. Pero era lo que nos podíamos permitir en esos tiempos. En fin, estaba devuelta en mi hogar.
No tarde mucho en ubicarme y encontrar mi casa. Pero al verla me quede paralizado. No estaba seguro de querer entrar. ¿Y si él todavía estaba adentro? ¿Y si no había sido mi imaginación?. Las dudas se arremolinaban dentro mio retorciendo mi estomago y causándome un punzante dolor de cabeza.
Pero después de todo... Tengo 68 años, no tengo hijos, no tengo dinero, y cada día me cuesta más respirar. No tengo mucho que perder y no viaje hasta acá solo para contemplar la casa.
Llene mis pulmones de aire helado y marche firmemente hacía la casa. Esta permanecía intacta, parecía que estuviera recién construida, pero a pesar de esto note que nadie vivía ahí, el pasto del patio del frente estaba terriblemente alto y descuidado.
Busque al rededor del marco de la puerta la antigua llave, la cual para mi sorpresa aún estaba ahí, parecía que después de mis padres, nadie volvió a vivir en esa casa. No sabía si preocuparme por eso o sentirme aliviado. De todas maneras, era muy pronto para saberlo.
Por dentro la casa estaba vacía, y en absoluto silencio, la luz estaba cortada, al igual que el gas y el agua. Eso realmente no importaba, no pensaba quedarme mas de una noche y tenia lo necesario.
Mire hacía arriba de las escaleras y pude ver la puerta de mi antiguo cuarto, el lugar donde él aparecía. Lo dude por unos minutos, o tal vez varías horas pero finalmente decidí subir y ver mi habitación.
Lo que vi me atemorizo, mi cama estaba ahí, como si me hubiera estado esperando todos estos años, trague saliva y me acerque un poco. Una delgada linea de polvo la cubría pero no se necesito mas que dos golpes sobre esta para que se disipara y se esparciera en el aire.
Las horas pasaron y coloque algunas velas en ambos pisos para iluminar un poco la casa.
Finalmente mis viejos parpados estaban cediendo, al igual que mis piernas, así que llego la hora de ir a la cama.
Subí las escaleras y me quite los zapatos antes de entrar. Sin embargo me deje mi ropa puesta y me acosté.
El sueño fue inundando mi mente hasta que finalmente sucumbí.


No estoy seguro de cuanto tiempo había dormido pero finalmente con un leve chillido se abrió la puerta, el aire golpeo mi rostro y la luz me cegó por unos segundos... Luego vino el murmullo, un sonido constante que y apenas perceptible, pero era evidente que estaba ahí, causando escalofríos que me recorrían enteramente. Y finalmente él. Una sombra se deslizo rápidamente en mi habitación. La puerta se cierra bruscamente y logro escuchar una respiración pesada que se acerca hasta quedar al lado de mi oído. Y en ese instante una risa que comienza siendo tímida como la de un niño hasta transformarse una violenta carcajada que parece perforar mis tímpanos.
Estaba a punto de llorar cuando escuche algo entre la risa...
Las palabras fueron cortantes y claras...
Él dijo: "Te estuve esperando".